En diciembre de 2014, el enviado de la UE a Pakistán, Lars-Gunnar Wigemark, instó al país a condenar a Rusia por lo que caracterizó como "violaciones de una Rusia muy agresiva contra Ucrania".
El embajador de la UE, que fue invitado por el comité de asuntos exteriores de la asamblea nacional en Islamabad para hablar sobre cómo fortalecer las relaciones entre Pakistán y la UE, fue un paso más allá al decir que Pakistán debería condenar a Rusia "si quiere hacer un gesto real hacia [el] UE'. Si bien Wigemark aclaró que sus comentarios no pretendían pedirle a Pakistán que tomara "medidas drásticas" en sus relaciones con Rusia, no obstante fueron muy inútiles.
La intervención de Wigemark se produjo en un momento en que hay un deshielo en las relaciones entre Pakistán y Rusia después de décadas de animosidad y desconfianza. En la primera visita de un ministro de defensa ruso a Islamabad desde la desintegración de la Unión Soviética, el mes pasado Sergei Shoigu firmó lo que se llama un acuerdo histórico de cooperación en defensa entre los dos países. También hay informes de que Moscú aprobó la venta de 20 helicópteros Mi-35 a Pakistán, que ayudarán a Islamabad en su lucha contra los militantes. Además de la cooperación militar, Pakistán también pretende promover la cooperación multidimensional con Rusia, invitando a invertir en infraestructura y energía, y aumentando el comercio bilateral.
Si bien la nueva amistad con Moscú resulta atractiva para Islamabad, la advertencia de Wigemark coloca a Pakistán en una posición difícil. Islamabad ha recibido 600 millones de euros al año en asistencia bilateral y multilateral de la UE y varios estados europeos. El volumen comercial entre Pakistán y la UE, que ascendió a 8.35 millones de euros en 2013, representa el 20% del comercio total de Pakistán. También es probable que aumente el volumen de exportaciones de Pakistán a la UE tras el tan esperado acceso preferencial al mercado que entró en vigor en 2014.
La postura bastante dura de la UE huele a doble rasero. Si bien el bloque de 28 miembros desea que Pakistán condene a Rusia, no ha presionado a India o China –dos de los mayores socios comerciales de la UE– para que hagan lo mismo. Esto es sorprendente, dado que, por ejemplo, India recientemente dio la bienvenida nuevamente al país al presidente ruso Vladimir Putin, y ni la UE ni los Estados Unidos expresaron preocupación por la firma de una serie de importantes acuerdos energéticos y de defensa entre Moscú y Nueva Delhi. .
Parecería que la UE no quiere correr el riesgo de perjudicar sus intereses financieros exigiendo que India o China condenen a Rusia. Pero en el caso de Pakistán, la UE puede hacer tal demanda, ya que ha sido una fuente de considerable asistencia financiera para el país y ahora quiere que Pakistán le devuelva el dinero en especie. La UE puede obligar a Islamabad a ceder ante la presión (como dicen, no se muerde la mano que te da de comer), pero será un error diplomático y, sin saberlo, perjudicará sus propios intereses a largo plazo.
El terrorismo en nombre del Islam es una amenaza global. Pakistán, Rusia, Europa y Estados Unidos se han visto afectados por ello. La insistencia de la UE en que Pakistán condene a Rusia obstaculizará a las fuerzas paquistaníes en su lucha contra los militantes en su país. Rusia es el nuevo socio de cooperación en materia de defensa de Pakistán, y la retórica incendiaria en su contra por parte del Ministerio de Asuntos Exteriores paquistaní ciertamente fracturaría las relaciones entre los dos países, poniendo fin a la cooperación destinada a combatir el terrorismo. Además, es ingenuo intentar presionar a Pakistán para que critique a Rusia en esta coyuntura crítica en la que Afganistán está a punto de entrar en una nueva fase tras la retirada de Estados Unidos y la OTAN. Hacerlo sólo aumentará el sentimiento antieuropeo en Pakistán y, por lo tanto, corre el riesgo de aumentar la amenaza terrorista a Europa.
La reciente exigencia de la Unión Europea de que Pakistán condene a Rusia por su intervención en Ucrania es una táctica diseñada para matar dos pájaros de un tiro. Por un lado, la UE (y Estados Unidos) quieren acorralar a Rusia hacia un aislamiento político y debilitar su economía. Por otro lado, no quiere ver crecer los vínculos entre Pakistán y Rusia y, en cambio, quiere mantener a Pakistán dependiente de Occidente.
Puede que se esté gestando una nueva Guerra Fría entre Occidente y Rusia; sin embargo, Pakistán debe poner firmeza y no convertirse esta vez en un peón. Pakistán necesita aprender a lograr un equilibrio. Más importante aún, Pakistán debe aprender a ser autosuficiente. No hay "almuerzo gratis" en las relaciones internacionales. Hasta que se libere de las trabas económicas, el país puede verse obligado a cumplir los deseos de quienes –del Este o del Oeste– ofrecen ayuda financiera.
Este artículo de Open Briefing El analista colaborador Shazad Ali es una versión abreviada de una publicada originalmente por Resumen de política internacional.