La protección colectiva reconoce que la seguridad de los defensores de los derechos humanos está interconectada con la seguridad de quienes integran su red, ya sean familiares, amigos, colegas o vecinos. Este principio principal es fundamental para cualquier estrategia de protección colectiva; sin embargo, la forma en que se desarrolle cualquier estrategia individual variará y dependerá de la misión, el perfil, el contexto y las necesidades del defensor en particular y su red.